Juan Sierra, en la obra María Santísima.
Templada rama en el sueño
de ángeles morados, lisos;
arco de aromas precisos,
reposo malva, trigueño.
Justo, blando, fiel diseño
que en parque de lino mueve
ese gesto afable, leve,
pétalo de mirra y gracia,
con que tolera la acacia
la luz que baña un relieve.